Un informe universitario concluye que la integración de la Región Leonesa en Castilla y León ha perjudicado su desarrollo

Los datos son contundentes, la Región Leonesa se ve perjudicada frente a Castilla en la actual autonomía. Pero hasta ahora pocos informes universitarios los han puesto en conjunto y los han confrontado para ver si en realidad este sentimiento de hundimiento y abandono por parte de la Junta de Castilla y León a lo que sus mandatarios llaman 'el Oeste de la Comunidad' para evitar el nombre del País Leonés, es certificable con estadística seria.
Pues bien, una reciente investigación universitaria en la Universidad Carlos III ha puesto cifras y argumentos sólidos sobre una de las reclamaciones más persistentes de los habitantes de la Región Leonesa: la inclusión de las provincias de León, Zamora y Salamanca en la comunidad autónoma de Castilla y León ha tenido un evidente efecto negativo en su desarrollo socioeconómico desde 1983.
El estudio, realizado por Alberto Zamorano como Trabajo de Fin de Grado de Ciencias Políticas, está basado en más de cuatro décadas de estadísticas oficiales y sostiene que la Región Leonesa “ha sufrido una pérdida constante de dinamismo económico y demográfico desde su integración autonómica”.
El informe (titulado 'La Inclusión de la Región Leonesa en Castilla y León: Un Análisis Integral del Proceso Histórico y sus Efectos Económicos, Demográficos y Políticos') se estructura en torno a una hipótesis principal: que la unión administrativa con las seis provincias castellanas ha limitado la capacidad de León, Zamora y Salamanca para diseñar e implementar políticas ajustadas a sus propias necesidades. Frente a esta idea, Zamorano planteó también una hipótesis nula que niega esta relación causal, atribuyendo las desigualdades a factores externos. Sin embargo, tras el análisis de múltiples variables basándose en las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), los resultados respaldan de forma contundente que la Región Leonesa pierde en todas ellas, mientras que las provincias que restan de Castilla La Vieja ganan significativamente en conjunto.

“Si esto no ha ocurrido en Castilla y si en vez de disminuir la brecha, que era inexistente o mínima cuando comienza la autonomía se agranda, la política desde Valladolid se convierte realmente en un lastre para tres provincias (León, Zamora y Salamanca). Esto tiene unas consecuencias a nivel social claras en cuanto al día a día de los ciudadanos”, señala Alberto Zamorano. “Y unas consecuencias también a nivel político para la comunidad autónoma como responsable administrativa de estas diferencias, ya que realmente uno de sus objetivos, sino el principal, debería ser disminuirla, y, al revés, la ha aumentado. Cualquier persona que vive en la Región Leonesa puede llegar a tener intuiciones en el sentido de ver cómo le va peorm como cada vez están yéndose más, personas como cada vez son peores los resultados económicos y más en comparación con el resto de la comunidad autónoma; pero nunca hay ninguna confirmación precisamente porque por la comunidad autónoma, y por la forma en la que está organizada España, las divisiones administrativas que están en un nivel inferior quedan invisibilizadas bajo el paraguas que es la comunidad autónoma. En este caso Castilla y León no ofrece datos sobre el País Leonés y es la sociedad civil la que los tiene que recopilar, con lo cual la crisis que sufre está completamente invisibilizada en Europa”.
Nefasta evolución demográfica
Uno de los aspectos más destacados es la evolución demográfica. El estudio evidencia que la población total en la Región Leonesa ha descendido de forma mucho más acusada que en el resto de provincias de Castilla y León. Este fenómeno se acompaña de un marcado aumento del índice de envejecimiento, lo que refleja un éxodo constante de población joven y una base poblacional cada vez más envejecida. Las cifras analizadas muestran cómo León, Zamora y Salamanca se sitúan entre las provincias con mayor pérdida de habitantes en toda España.
En cuanto a la situación económica, el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita ha crecido en menor proporción en la Región Leonesa respecto al resto de la autonomía. Con diferencias brutales de más de un 30% entre Zamora y las castellanas Burgos y Valladolid. “Esto indica que la economía local no ha seguido el ritmo de desarrollo experimentado por otras zonas”, explica el informe, que subraya cómo “el modelo económico propuesto por la Junta de Castilla y León no ha sabido, o no ha querido, aprovechar las potencialidades endógenas de estas provincias, dejando sectores clave –como la agroindustria o el turismo rural– sin suficiente impulso desde las políticas autonómicas”.
Viniendo hace cuarenta años de una situación similar, o quizás algo superior a la región castellana, la política tan dispar de la actual comunidad autónoma perjudica claramente a la Región Leonesa
Zamorano apunta que ha “podido comprobar que casi todos los datos socioeconómicos que se aportan a nivel provincial son realmente malos, como parecen intuir los ciudadanos de la Región Leonesa”. Su conclusión es que “viniendo de una situación similar, o quizás algo superior a la región castellana, la política tan dispar de la actual comunidad autónoma perjudica claramente a las provincias leonesas y eso tiene unos efectos claros sobre la ciudadanía”. Pone por ejemplo “el reparto de los fondos Interreg de la Unión Europea –Valladolid, no fronteriza con Portugal, recibe más ayudas al desarrollo que Zamora y casi los mismos que Salamanca– que se ven por así decirlo invisibilizadas en cuanto al reparto de fondos”.
Desastre en el empleo
También se pone el foco en la tasa de desempleo, que ha mostrado un comportamiento más desfavorable en León, Zamora y Salamanca. El análisis estadístico revela cómo, a pesar de los cambios en el mercado laboral nacional, estas provincias han mantenido una tasa de paro estructuralmente superior a la media autonómica, en especial entre los más jóvenes. Esta situación ha alimentado un círculo vicioso de emigración, envejecimiento y despoblación, provocando que Castilla haya aumentado su población activa cuatro veces más que la Región Leonesa en los últimos 40 años.
De esta forma, al no realizarse políticas directamente sobre el territorio del País Leonés, y no ofrecerse datos en conjunto “no se puede llegar a ver cuál es su situación si están invisibilizadas tanto a nivel de la Unión Europea como a nivel del Instituto Nacional de Estadística que no ofrece las cifras por separado de la autonomía de Castilla y León, las nueve provincias en su conjunto”, denuncia Zamorano.
Tensiones identitarias aumentadas por la crisis leonesa
“En ese sentido pues se pretende con el estudio hacer una diferencia hacer una clarificación de qué es lo que ha ocurrido durante estos cuarenta años y el resultado es invariablemente que nos ha ido peor a los ciudadanos leoneses”, considera Alberto Zamorano. “Empezábamos en situación igual o incluso mejor que Castilla a nivel estadístico y con el desarrollo de la autonomía esto cambia y en todos los indicadores la situación es peor que con el punto de partida, que como digo y repito, era similar o incluso superior a la castellana en el caso de León, Zamora y Salamanca”. Algo que lo intuyen todos los leoneses, pero que hasta ahora no se había demostrado con números y estadísticas válidas.
El estudio no se limita a la dimensión cuantitativa. A través de un repaso al contexto histórico, se reconstruyen las tensiones identitarias que han acompañado a la creación de Castilla y León como comunidad autónoma. El trabajo argumenta que la integración de la Región Leonesa“ fue más un encaje político impuesto durante la Transición que una fusión consensuada, lo que ha derivado en un sentimiento persistente de desafección”. La historia territorial del siglo XIX, las aspiraciones del leonesismo contemporáneo y el auge de los movimientos sociales en defensa de una autonomía propia son recogidos como parte del análisis.
Una metodología sólida
La metodología utilizada destaca por su solidez: se realiza una comparación entre dos periodos clave —la década de 1980, como línea de base inicial tras la formación de la comunidad autónoma, y el periodo 1990-2023— utilizando herramientas como el análisis de varianza (Anova) y regresiones lineales. Esto permite identificar con claridad que los peores indicadores se consolidan con el paso de las décadas en la Región Leonesa, mientras otras provincias castellanas logran mucho mejores resultados.
Además, el informe explora las relaciones entre variables demográficas y económicas. Por ejemplo, se muestra cómo un mayor índice de envejecimiento correlaciona negativamente con el crecimiento económico, lo que se traduce en una menor inversión y dinamismo empresarial en las provincias leonesas. “Estos resultados refuerzan la idea de que la estructura autonómica actual no ha sido eficaz para frenar el declive ni revertir las tendencias negativas”, concluye.
Un marco autonómico fracasado
Uno de los puntos más críticos del documento es su análisis político. El informe denuncia que “la representación institucional de León, Zamora y Salamanca dentro de la comunidad es insuficiente, y que las políticas públicas aplicadas desde la Junta de Castilla y León no han priorizado sus necesidades específicas”. Se señala, además, que “muchas decisiones clave se han tomado desde Valladolid sin contar con una participación real de los territorios leoneses, lo que ha alimentado la percepción de centralismo”.
El autor del estudio concluye que “el marco autonómico actual no solo ha fracasado en impulsar el desarrollo de la Región Leonesa, sino que ha contribuido a consolidar un modelo territorial injusto”. Por ello, propone un replanteamiento del mapa autonómico español que contemple la posibilidad de una comunidad autónoma propia para León, Zamora y Salamanca, “como vía para recuperar el control político y económico sobre su propio destino”.
El marco autonómico actual no solo ha fracasado en impulsar el desarrollo de la Región Leonesa, sino que ha contribuido a consolidar un modelo territorial injusto
“Al final la comunidad autónoma es la que tiene sobre todo una responsabilidad política de que todas las provincias se desarrollen de manera homogénea”, explica Zamorano, que también es presidente del Colectivo de Ciudadanos de la Región Leonesa. “Esto no ha ocurrido en Castilla y León ya que en vez de disminuir la brecha, que era inexistente o mínima cuando comienza la autonomía, se agranda y se convierte realmente en un lastre para tres provincias claramente: para León, para Zamora y para Salamanca. Esto tiene unas consecuencias a nivel social claras en cuanto al día a día de los ciudadanos y unas consecuencias también a nivel político para la comunidad autónoma como responsable administrativa de estas diferencias que realmente como uno de sus objetivos, si no el principal, es disminuir y al revés lo ha aumentado”.
En las últimas líneas del informe, se destaca que este trabajo “no busca únicamente ampliar el conocimiento académico, sino también ofrecer herramientas prácticas a los responsables públicos”. A través de “datos verificables y modelos estadísticos replicables, se insta a la apertura de un debate serio sobre la reorganización territorial del Estado y la necesidad de aplicar políticas más sensibles al territorio”.
Para la Región Leonesa, esta reivindicación no es solo histórica, sino profundamente estratégica. Prácticamente un hecho de pura supervivencia. Se pueden consultar todos los datos recogidos y expuestos en el informe aquí abajo.