La muerte 'planificada' del ferrocarril entre Astorga y Ponferrada

Jueves Santo. El tren con origen León y destino Ponferrada hace su entrada en la estación de Astorga. Una ciudad, Astorga, conviene recordar, que fue clave en el conocido como Tren del Oeste o Tren Ruta de la Plata y que albergó una de las concentraciones que se están llevando a cabo para su reapertura.
Puntual, el tren parte de la bimilenaria a las 13.25 horas con un nutrido número de personas, entre las que se encuentran varios peregrinos. Avanzan las estaciones, entre las que se encuentran Vega de Magaz, Porqueros, Brañuelas, La Granja de San Vicente, Torre del Bierzo, Bembibre, San Miguel de las Dueñas y finalmente la capital del Bierzo. No en todas se sube o baja gente, pero en las que lo hace, ningún revisor pide el billete a las personas que utilizan este servicio público. El tramo Astorga-Ponferrada tiene un importe de 5,05 euros, sin ningún descuento sacando ida y vuelta.

Una mujer ofrece a dos niñas y un niño unos regalices. Estos le dan las gracias y ella se va a hablar con un vecino de su pueblo, ya mayor, que tiene en este medio de trasporte una de las pocas formas de desplazarse. Pasada la localidad de Brañuelas, que alberga el Museo del Ferrocarril, empiezan a sucederse los diecinueve túneles con los que esta línea férrea atraviesa el puerto de Manzanal, siendo el túnel del Lazo el más icónico. La electrificación del tramo Brañuelas-Torre finalizó, gracias a un importante proyecto, en diciembre de 1949 tal y como se puede ver en el documental ‘La electrificación de la rampa de Brañuelas’. Después de atravesar Torre del Bierzo y el ya desaparecido túnel en el que en enero de 1944 tuvo lugar el accidente ferroviario con más víctimas de la historia de España hace su aparición el espectacular cañón del río Bueza/Boeza. Minutos después, el convoy hace su entrada a las 14.34 e la estación de Ponferrada.

El tren de vuelta, también puntal, sale de Ponferrada a las 17.42 horas. El número de viajeros, sobre todo gente joven, es mayor que el anterior. Tanto en Bembibre, Torre y Brañuelas suben y bajan un número considerable de personas, y al igual que en el viaje de ida, nadie pide los billetes. Al que escribe estas líneas le viene a la cabeza la denuncia del Ayuntamiento de Villarejo, allá por 2017, en el que se ponía de manifiesto la falta de revisores para que, de esta forma, sin contar los viajeros, sea más fácil reducir la frecuencia de trenes en el noroeste ibérico. Los altavoces anuncian que la próxima estación será Astorga y cuando el tren se detiene en ella, según el horario previsto, el reloj de la estación marca las 19.06 horas. Una hora y veinticuatro minutos para ir de Ponferrada a Astorga, dos horas y seis minutos para ir de Ponferrada a León.

Cuando hablamos de la España vaciada hablamos de esto. Con poca frecuencia de trenes, se reducen las combinaciones. Con la falta de mantenimiento de los vagones, se deteriora el servicio. Sin servicios en los pueblos, estos se vacían y a los que se quedan, se le hace más difícil retener a su juventud. Cuando oigan hablar de grandes infraestructuras y de comunicar grandes capitales, piensen, si así lo consideran oportuno, en la línea León-Ponferrada. La provincia se vacía, sí. Los lazos entre León y Ponferrada, ya sea por el peaje de la autopista o por el lazo de Manzanal, apenas existen. Quizá las noticias deberían hablar más de los hijos y las hijas de esta tierra y menos de lo que ocurre constantemente en los centros de poder, llámense Madrid o Valladolid. Aunque esto que acaban de leer, solo es la reflexión de un viajero que atraviesa el puerto de Manzanal en un tren regional.