La generación leonesa de escritores Z se hace hueco en un mundo literario marcado por las tendencias en redes sociales

Podría decirse que la generación Z es la que más ha tenido acceso a la literatura de todas las que la preceden. De hecho, según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2024, la franja de edad de la población española que más lee libros se encuentra entre los 14 y 24 años (concretamente el 75,3% de los lectores habituales). La avidez por la literatura entre esta nueva generación lleva, en muchos casos, a la escritura de sus propias historias.
Durante estos días la capital de la provincia de León acoge su Feria del Libro, que ya cuenta en su programación con autores pertenecientes a la generación Z; como es el caso de María Lorenzo Valero, la joven que este año cumple los 18 años y que el año pasado se hizo con el XIX Premio Jordi Sierra i Fabra para Jóvenes por su novela ‘El muñeco del maestro’ (novela de la que firmará ejemplares en la feria a las 18 horas del viernes 23 de mayo). Ella es uno de los ejemplos de la nueva generación de futuros escritores que se hace hueco en el panorama literario de una provincia reconocida por sus numerosos y prestigiosos autores.
Ahora, jóvenes como María Lorenzo o también Juan Álvarez Iglesias (poeta de 23 años y autor ya de dos poemarios: ‘El diccionario apócrifo’ y ‘Kosmoagonía’) y Ainhoa Prieto (nacida en 1997, autora de ‘Estar sin ser’ y ‘Contra intangibles’) trabajan para tomar el relevo generacional de la literatura desde muy temprano, algunos con referentes comunes a todos los Z, como es Laura Gallego.
Ellos encuentran en la literatura un canal de expresión predilecto donde otros lo han encontrado en nuevas formas de comunicación en las que parece que encasillamos a la generación Z, como son las redes sociales. Sin embargo, esta generación no da la espalda a las redes, sino que las han adoptado como un canal más para profundizar en su curiosidad literaria. “Actualmente, está habiendo un auge de la literatura, sobre todo en papel, debido a las redes sociales y la gran labor que hacen de difusión, sobre todo para autores noveles”, señala Lorenzo Valero.

El boom de la literatura en redes sociales
De hecho, cada vez más jóvenes consumen contenido literario en redes sociales como Youtube (a través de ‘booktubers’), TikTok (donde se comparten vídeos con el hashtag de ‘booktok’) o Instagram (‘bookgram’), donde se han creado grandes comunidades literarias en las que los ‘influencers’ dan a conocer sus lecturas y, de paso, las recomiendan a su audiencia.
A pesar de que esto, a priori, es un contenido positivo para el mundo literario, los jóvenes escritores advierten de que puede llegar a convertirse en una especie de microsistema de tendencias del que solo se benefician las grandes editoriales.
En este sentido, opina el poeta Juan Álvarez Iglesias: “Los grandes grupos literarios son aquellos que pueden permitirse enviar ejemplares a grandes ‘youtubers’. Hay que tener en cuenta que la literatura nunca es justicia y en el caso de algunos libros de éxito las redes sociales hacen que parezca que tienen más impacto del que de verdad tienen”, valora el autor de ‘Kosmoagonía’, que recomienda acudir a ‘booktubers’ más pequeños, que “comparten libros porque sí, y esos son los libros más interesantes”.
“Las redes sociales apuntan mucho a las modas como corrientes, aunque es una herramienta de visibilidad muy buena que puede servir para que algunos pequeños escritores destaquen por ese boca a boca”, opina Ainhoa Prieto, una joven de 27 años. “No debemos caer en modas, tenemos que buscar nuestro género y lo que de verdad nos gusta”, aconseja.

“Yo me quedo siempre con lo positivo”, apunta Lorenzo Valero, quien añade: “Las redes descubren la lectura a muchas personas que quizás, si no hubiese sido por eso, no habrían empezado a leer. Lo que no me parece tan positivo es que se promueve un movimiento de compra masiva de libros que parece que no se disfrutan”.
El deseo de escritura de los más jóvenes
La necesidad de comunicar sus sentimientos o experiencias vitales llama a estos jóvenes autores desde muy temprano. En el caso de Lorenzo Valero, la idea de su primera novela surgió a raíz de una experiencia personal relacionada con un voluntariado en una residencia de ancianos, en la que conoció a una mujer que le relató sus memorias: “El primer día que fui, una mujer se sentó a mi lado y comenzó a contarme sus recuerdos. Me sentí muy identificada con la historia, porque hablaba sobre un maestro que le había descubierto todo el maravilloso mundo del aprendizaje y la literatura”, explica Lorenzo Valero sobre ‘El muñeco del maestro’.
“A pesar de que la anciana tiene Alzheimer y apenas recuerda los detalles de la infancia siempre contaba la misma historia del maestro y el muñeco de madera que llevaba para que los niños fuesen contentos a clase. Me parecía que esa historia debía de ser contada, teniendo en cuenta el papel tan importante que tienen los maestros en nuestras vidas”, apunta Lorenzo Valero.

También Prieto ha recurrido a la escritura como su manera de relatar en su primera novela, ‘Estar sin ser’, sus experiencias vitales tras ser diagnosticada con 12 enfermedades raras. Comenzó a escribir de pequeña, pero, asegura, nunca se vio capaz de escribir un libro completo hasta ponerse enferma: “Después de mi primera operación, en 2021, decidí contar mi experiencia en mi primer libro. Escribir para mí es como una terapia”, cuenta esta joven autora, que no abandona la literatura incluso en épocas de mucho dolor, cuando acude a la lectura en vez de la escritura.
Ocurre lo mismo con el libro ‘Kosmoagonía’, de Juan Álvarez Iglesias, en el que repasa experiencias de su vida marcadas por el sufrimiento, sus propias manías y su aprendizaje vital. Una línea personal que acompaña sus trabajos, desde el primero (‘El diccionario apócrifo’, publicado en 2019) hasta su próximo poemario, que se encuentra en fase de revisión, y que narra sus experiencias en un viaje por la comarca de El Bierzo, de la que desciende.
El futuro de los jóvenes autores
A pesar de su clara vocación literaria, los jóvenes leoneses de la generación Z reconocen que es complicado vivir de la publicación de libros en España. “No, no se puede vivir de publicar libros. Pueden vivir algunos como Javier Cercas o Javier Marías”, opina Álvarez Iglesias, graduado en Lengua y Literatura en la Universidad de León y que actualmente vive un “exilio voluntario”, como él lo describe, para cursar un máster en Estudios Literarios en Valladolid.
Lorenzo Valero ya tiene claro que compaginará la escritura con la docencia y la investigación: “Creo que España es un país en el que se lee mucho, el problema es que ahora mismo hay muchísima oferta y mucha gente escribiendo, que es fantástico, pero lo negativo de eso es que es muy difícil vivir de ello.
“El mundo editorial es muy complejo porque al final son ellos quienes se llevan el pescado entero y los escritores nos quedamos con las espinas”, valora Prieto. “Creo que los escritores, sobre todo en nuestra generación, lo hemos tomado como un hobby que nos ayuda, pero no a nivel números ni a nivel cuentas ni a nivel ingresos, sino a nivel de sentirnos bien con nosotros mismos, porque creo que a día de hoy es muy, muy difícil vivir de ello”, coincide la autora berciana.

Así pues, los jóvenes se resisten a abandonar la literatura, a pesar de saber que no les va a aportar importantes réditos económicos, optando por compaginar su vocación con labores más lucrativas. “Un escritor tiene actualmente algo de nómada, porque de lo que viven muchos autores es de dar charlas, presentaciones o escribir en periódicos. Es decir, no viven del propio acto de publicar, que es lo más satisfactorio, sino de todo lo que lo rodea. Hay que compaginarlo por esa manía que tenemos de comer”, ironiza Álvarez Iglesias.